Te doy la más cordial bienvenida al blog de Inteligencia Emocional que he diseñado para ti y para todas aquellas personas interesadas en el tema. Aquí podrás conocer los elementos que componen este concepto y temas relacionados con el mismo. Pero lo más importante, te darás cuenta del por qué es tan importante su aplicación en la vida cotidiana de cualquier ser humano.

Espero te guste y ojalá me puedas dejar algún comentario para mejorar este espacio.

Te mando un saludo

Hugo Morales







lunes, 15 de febrero de 2010

Definiciones de empatía

I. EMPATÍA: UNA PERSPECTIVA PSICOANALÍTICA. Morris Eagle y David L. Wolitzky
Como introducción a la visión propiamente psicoanalítica del concepto de empatía, el artículo de Eagle y Wolitzky se propone discutir la naturaleza de la empatía y el papel que ésta juega en la teoría y la práctica del psicoanálisis.
Ya desde el primer momento la empatía, que en general se entiende en el sentido de la acción o actitud de ponerse en el lugar de otro para verle desde su marco interno de referencia, presenta ciertas dificultades en cuanto tratamos de definirla desde una perspectiva psicoanalítica.

Distintos autores enfatizan aspectos diferentes del significado y papel de la empatía en el escenario psicoanalítico, aunque existe una cierta convergencia en cuanto a la necesidad de hallar una distancia óptima que permita entender la experiencia y realidad subjetiva del paciente sin sobreidentificarse con él. También parece haber acuerdo en cuanto a la diferencia entre empatía y simpatía, así como una cierta preocupación por no confundir la empatía con lo que uno mismo sentiría si se encontrara en la situación del otro. Se hace hincapié en que la empatía supone siempre la comprensión del otro como sujeto de la experiencia y no como un objeto cuyo comportamiento se observa desde un marco de referencia exterior.

Usos del concepto de Empatía
Los autores describen seis distintos usos del término. El primero de ellos ve la empatía como una capacidad de base genética para entenderse, relacionarse y reaccionar a los demás, se considera que se desarrolla en un continuo, apareciendo ya desde los primeros meses de vida, aunque mostrándose en muy diferente grado en los distintos individuos. Hoffman, en este sentido, la entiende como subordinada a la capacidad, también de base genética, para el altruismo.

Un segundo uso correspondería a la empatía entendida como un método de observación y recopilación de datos, concepto éste que correspondería con la definición de psicoanálisis dada por Kohut, según la cual se trataría de una disciplina que basa sus observaciones en la introspección y la empatía.

La empatía, en tercer lugar, puede ser entendida como un modo de escucha que, según Schwaber, es característico del psicoanalista, y supone un continuo intento de entender la realidad subjetiva del otro.

En un cuarto uso, también atribuible a Kohut, la empatía sería una necesidad del desarrollo. La experiencia que tiene el bebé de la especularización empática de su cuidador sería un ingrediente necesario para el desarrollo de un self cohesivo.
En quinto lugar, se puede poner el énfasis en la empatía como dimensión de la comunicación, de tal manera que, al margen de los métodos usados para la comprensión del otro, la comunicación del conocimiento adquirido puede hacerse o no de manera empática. En este sentido, Schlesinger afirma que "la capacidad para comunicarse empáticamente con los pacientes es la base del psicoanálisis y de las terapias psicoanalíticas".

Por último, especialmente en el trabajo de Kohut (y de Rogers, desde fuera del psicoanálisis), la empatía se considera un agente terapéutico central, de manera que el terapeuta satisface una necesidad que fue desatendida de manera traumática por los padres.

- Concepciones restringidas frente a concepciones amplias de la empatía.
En la discusión anterior se define la empatía en términos de captación de la experiencia consciente de otro, lo que puede ser demasiado restringido. Cuando se menciona en algunas definiciones de empatía la "realidad subjetiva" o el "mundo interno" de otro nos hallamos ante cierta imprecisión. Hay autores como Berger que afirman que el analista empatiza no sólo con el estado mental actual y las preocupaciones del paciente, sino también con "conflictos y contenidos rechazados, y operaciones defensivas, como la represión, la negación y la regresión". El problema se complica cuando este autor defiende también otras concepciones de la empatía más restringidas, como la de "capacidad de ponerse en el lugar del otro": ¿Focalizar sobre los contenidos rechazados de otro es ponerse en su lugar?. Parecería que Berger, junto con otros autores, al considerar que los procesos defensivos, las presiones del superyó, las representaciones del self, etc., se refieren a lo que ocurre dentro de una persona, llega a la conclusión de que tanto el conocimiento y la comprensión sobre estos procesos como el que se obtiene sobre la persona en la cual ocurren constituye un conocimiento adquirido de manera empática. Eagle y Wolitzky, sin embargo, sostienen que una definición tan inclusiva del concepto de empatía corre el peligro de dejarle sin significado. Por otro lado, autores como Beres y Arlow consideran que el terapeuta puede empatizar con el modo de sentirse el paciente si y cuando hiciera conscientes los contenidos mentales que están siendo rechazados en la actualidad. Si consideramos que el hecho de que el paciente se sienta entendido es un buen criterio de que el analista está siendo empático, entonces se puede aceptar que, más allá de limitar la condición de empáticas para las intervenciones que dan cuenta de experiencias egosintónicas, se puede afirmar que el terapeuta está siendo empático incluso cuando interpreta material inconsciente o egodistónico, siempre que esté siendo capaz de ponerse en el lugar del paciente que tiene que hacerse cargo de ese material.


- Límites al concepto de empatía.
De todos los desarrollos anteriores, los autores concluyen que se puede acotar el uso del concepto de empatía a su aplicación a aquellos fenómenos mentales susceptibles, en principio, de ser experimentados conscientemente, aunque no lo sean en el momento actual. Así pues, no se podría empatizar con los procesos defensivos automáticos de otro, aunque sí con las preocupaciones y miedos que hayan motivado esos procesos y con como el individuo se sentiría si dejaran de operar. Por ello, habría que dejar de considerar empática cualquier actividad por el mero hecho de que pretenda comprender los procesos mentales de otro, ya que esto puede hacerse de manera empática o no.

II) EMPATÍA: LA CONTRIBUCIÓN DE HEINZ KOHUT. David S. MacIsaac
Heinz Kohut muere en 1981 después de enviar su último trabajo, "Reflexiones sobre la empatía", a un congreso de Psicología del Self. En sus observaciones resumía y comentaba su pensamiento alrededor de este tema al que había dedicado la mayor parte de su vida profesional. Se sentía responsable de las muchas malas interpretaciones que se habían hecho del término, tanto por parte de sus seguidores como de sus críticos. Estaba especialmente preocupado porque las generaciones que le sucedieran pudieran entender que la empatía no es una manera de ser "amable" o de "curar a través del amor", sino que más bien es la llave que permite avanzar en la comprensión profunda del mundo interno del ser humano.

La empatía: dos definiciones.
Kohut dedicó muchos de sus escritos a refinar su definición de empatía y a mostrar su aplicación a la clínica. Pero hay una dificultad importante en la obra de Kohut, y es que define el concepto desde dos distintos niveles: el abstracto y el clínico.

-Definición abstracta.
En un ensayo de 1959, Kohut define la empatía como "introspección vicaria", ya que sólo mediante la introspección en nuestra propia experiencia podemos aprender cómo se debe de sentir otra persona en una circunstancia psicológica similar. No quiere esto decir que nuestra experiencia sea la misma que la del otro, sino sólo que la similaridad de las experiencias nos permite aproximarnos a la experiencia del otro.
Desde esta definición, Kohut considera la empatía como la "herramienta", "instrumento" o "método" de observación a través de la cual la ciencia del psicoanálisis recopila sus datos. Sólo por medio de la introspección y de la introspección vicaria somos capaces de observar el mundo interno de la persona. Esta metodología contrasta con la de las ciencias físicas en las que los datos se recopilan a través de los sentidos. Es por ello que Kohut considera al psicoanálisis la única "psicología pura" cuando la define por los dos componentes esenciales a cualquier ciencia: su campo de estudio, esto es, los complejos estados del mundo interno de la persona; y su metodología (la introspección y la empatía).
Kohut estaba preocupado con que el psicoanálisis se había desviado de la metodología original que permitió a Freud sus tempranos descubrimientos de la transferencia, contratransferencia y resistencia, y estaba seguro de que ciertos conceptos del psicoanálisis contemporáneo eran extraños a esta ciencia por derivarse de metodologías más apropiadas para otras, como la sociología, biología o física. Kohut cuestiona los conceptos de pulsión sexual y pulsión de muerte aunque, siendo consciente de que este asunto había estado en el origen de varios cismas entre Freud y sus discípulos, aclaró que no negaba la observación de un estado psicológico pulsional, lo que podía ser observado mediante introspección y empatía, sino que objetaba un concepto que Freud y sus seguidores suponían que se originaba en ciertas fuentes somáticas. Él creía que el concepto de "pulsión" pertenecía más a la psicobiología que a la ciencia de la psicología pura, o psicoanálisis.
Es así como MacIsaac considera que el ensayo del 59 supone un punto de inflexión tanto en el pensamiento de Kohut como en el desarrollo del psicoanálisis, ya que establece el enlace esencial entre la teoría y el método de observación. Kohut mantiene que la Psicología del Self es una teoría "cercana a la experiencia" porque sus constructos se derivan de datos que se recopilan a través de la introspección y la empatía, y por ello es la teoría alternativa a la del aparato psíquico del psicoanálisis tradicional, reflejando el concepto de self más ajustadamente la experiencia humana que los de ello, yo y super-yo.

- Definición clínica.
Posteriormente en su obra, Kohut propone una definición más pragmática de empatía cuando afirma que "es la capacidad de pensar y sentir dentro del mundo interno de otra persona". La empatía sería lo que permitiría a un individuo sentir la experiencia de otro sin perder la capacidad para evaluar objetivamente los estados mentales de ese otro. Simplemente se trata de una observación "cercana a la experiencia".

Kohut aclaró que la empatía no debe ser asimilada a una acción o cualidad en las interacciones de una persona, lo que comúnmente se identifica con amor, compasión o cualquier otra emoción intensa, pero a la vez reconoce que sólo cuando una persona puede ponerse en el lugar de otra, o ver el mundo a través de sus ojos, es capaz de dar una respuesta adecuada. El ejemplo es claro, la empatía materna informa a la madre de que el llanto del bebé indica que está hambriento, pero no es la empatía lo que satisface esa hambre, sino una acción. A su vez, esa acción para satisfacer al bebé ha de ser guiada por la empatía

Por ello, la empatía en sí misma, como método de observación, es neutral; sólo las acciones que se derivan de ella pueden ser positivas o negativas. El uso particular de la empatía viene determinado por la naturaleza de la relación y las motivaciones conscientes e inconscientes de las personas implicadas. Kohut, lo que puede resultar sorprendente, afirma que, incluso en situación extrema, como la de un adulto que usa la empatía con propósitos sádicos sobre un niño, la mera presencia de empatía en el medio tiene un efecto más humanizador que la indiferencia de un padre "emocionalmente ausente": textualmente, "es preferible ser asesinado por alguien que nos odia que vernos expuestos a la indiferencia de nuestros perseguidores".

Enemigos del pensamiento

(Creencias, condicionamientos o programas poco productivos de nuestra cultura tradicional)

NO PIENSES. Este programa ocasiona pereza mental y el consecuente descuido de nuestros problemas. Los promueve el autoritarismo y la sobreprotección.

PEREZA MENTAL. También por falta de disciplina y perseverancia las personas se someten a la ley del menor esfuerzo.

APURATE. Para no parecer tontos tenemos que apresurarnos a resolver sin un buen planteamiento, suficiente información y un análisis exhaustivo.

CONSEJO. Dejamos de pensar cuando supeditamos nuestras reflexiones, decisiones y experimentación al parecer de otros, que resuelven y dictaminan lo que debemos hacer o no hacer con nuestros problemas y responsabilidades inherentes. Con este mecanismo suspendemos la investigación y el análisis; evitamos el ensayo y error, la experiencia propia y la responsabilidad.

EXCUSA. Es un motivo o pretexto que invocamos o utilizamos para tranquilizar al pensamiento, pretendiendo, muchas veces sin darnos cuenta, que con la excusa resolvemos el problema.

ES DIFÍCIL. Este decreto es la excusa más común para no pensar y tiene sus formas tradicionales de expresión como: estoy tratando y haciendo un gran esfuerzo; cuando en realidad hacen poco o nada, ya que están disculpados de antemano: “es muy difícil”.

PREJUICIO. Cuando se defiende por costumbre y con emoción un esquema preestablecido. No se puede siquiera sugerir un nuevo planteamiento aunque se demuestre reiteradamente la obsolescencia del modelo en uso.

PASARSE DE LISTO. Muchos se acostumbran a resolver los problemas con estrategias intuitivas, sin reflexión y perjudicando a terceros. Encuentran la forma de que los demás no se den cuenta de lo que hacen. Es un camino fácil. Utilizan la manipulación, el fraude o el robo para “irla pasando”, sin darse cuenta de los programas que construyen y consolidan en su cultura personal.

lunes, 8 de febrero de 2010

Qué hacer con el estrés

Lydia Ricaud

En la Edad de Piedra la gente no sufría ningún tipo de estrés; cada vez que se enfrentaba a alguna amenaza de su medio podía responder de manera natural: atacaba o huía.

Ahora, lo más frecuente es que no podamos responder de igual manera a los “depredadores”. No podemos atacar ni correr, por ejemplo, ante las demandas de los jefes o de los clientes, ante los plazos de entrega o las bajas del mercado. Tampoco es posible huir del tráfico o de la inseguridad en que vivimos. Si además tenemos que hacernos cargo de una casa y de los hijos, la situación puede derivar en un malestar serio, ya que el estrés crónico afecta nuestro rendimiento y capacidad de tomar decisiones. Veamos cómo sucede esto.

El estrés no es más que el estado de alerta del organismo para responder a un estímulo del medio. Cuando la respuesta se da, el estrés termina, pero cuando por cualquier razón esta respuesta se inhibe o se bloquea, viene el malestar. La cotidiana saturación de estímulos bombardea nuestra capacidad de adaptación, de allí que la respuesta a tales cambios quede bloqueada y perdamos la posibilidad de pensar y actuar de manera efectiva.

¿Qué pasa cuando los estímulos estresores del medio son permanentes, cuando se presentan uno tras otro sin poder disponer del tiempo o la alternativa para resolver alguno? A nivel orgánico, los químicos destinados a facilitar esa respuesta no son liberados y se van acumulando en el cuerpo, en forma de tensión continua. La imagen que ilustra muy bien esta condición es una cuerda de violín excesivamente tensada: en lugar de producir el sonido adecuado, emite un chirrido cuando la pulsan.

El estrés no solamente afecta el desempeño profesional de la persona, lo peligroso es que produce efectos físicos negativos. Muchas mujeres andamos por la vida padeciendo enfermedades derivadas del alto nivel de estrés, como dolores de cabeza, gastritis, colitis, insomnio, contracturas musculares, irritabilidad, fatiga y dificultad para concentrarnos. ¿Qué hacemos ante esta situación? Generalmente tomamos pastillas para aliviar los síntomas, en lugar de ir a la raíz del problema, es decir, aprender a manejar el estrés.

Además de las amenazas y presiones reales que se presentan en la vida, hay otras causas comunes del estrés, como el deficiente manejo de las emociones, el consumo de drogas (anfetaminas, alcohol, tabaco, cafeína), y una dieta deficiente.

Técnicas utilizadas en musicoterapia y desarrollo humano han resultado muy efectivas para liberar el estrés y recuperar la energía necesaria que permita responder a las situaciones de la vida diaria. Te invito a probar un sencillo ejercicio de relajación con música. Simplemente elige una pieza (de preferencia instrumental) que te guste y te transmita tranquilidad. Ponte en una posición cómoda y mientras escuchas la música concéntrate en tu respiración. Con tu atención puesta en inhalar y exhalar, tu mente entrará en calma y podrás dejarte llevar por la melodía. Si lo logras, al cabo de unos minutos experimentarás un gran bienestar.

También la práctica del yoga, de algún deporte o cualquier tipo de ejercicio físico son formas muy sanas de disminuir el estrés.

La próxima vez que vayas a tomarte una aspirina para aliviar un dolor de cabeza o un antiácido, detente un momento y revisa si estás viviendo en un estado de estrés crónico que pueda estar causando esos malestares. Recuerda: el primer paso para solucionar cualquier problema es tomar conciencia de él. Después podrás buscar la mejor forma de manejarlo.

Recuperado de:
http://www.t1msn.com.mx/mujer/mujerdehoy/todamujer/todamujer1/

El timming de los sentimientos

Los cimientos para el desarrollo de las capacidades emocionales deben construirse durante los primeros años de vida. Y así como el aprendizaje cognitivo requiere de tiempo, algunas de las destrezas de la inteligencia emocional también tienen su propio esquema temporal. Conocerlo ayuda a anticipar los cambios emocionales que deben esperarse en los niños.

Capacidad y esfuerzo: La mayoría de los niños tienen confianza absoluta en sus capacidades hasta los 7 años. En ese período no distinguen el esfuerzo de la capacidad y aunque fracasen en sus intentos por hacer algo determinado, siempre creen que tendrán éxito. Después, su madurez cognoscitiva les permite reconocer sus límites y que existen otros más aptos para ciertas tareas. La comprensión de que el esfuerzo puede compensar la capacidad se vuelve un factor crítico entre los 8 y 12 años, y es el momento de insistir en la importancia de la persistencia frente a las dificultades.

Empatía: Hasta los 6 años los niños poseen una empatía emocional.
Los bebés suelen darse vuelta para observar a otro llorar y, probablemente, lo imitan. Entre 1 y 2 años, diferencian la congoja de otros con la propia, y tratan de consolar en forma intuitiva. A los 6 años, comienza la etapa de la empatía cognocitiva y ya son capaces de ver las cosas desde la perspectiva de otra persona y actuar en consecuencia.
Entre los 10 y 12 años, su empatía se expande más allá de aquellos que conocen, incluyendo a grupos o personas que nunca han visto.

Sinceridad: Entre los 2 y 3 años, los niños no tienen ni el desarrollo lingüístico ni cognitivo para percibir que existe un vínculo directo entre lo que dicen y lo que hacen. Es la etapa de las mentiras obvias, como negar que se comió el chocolate cuando tiene toda la boca manchada. A partir de los 4 años, comienzan a comprender que mentir con la intención de engañar es malo. Incluso, se vuelven fanáticos de la verdad y las intenciones de una persona no son tan importantes como la veracidad o falsedad de su declaración. Al final de la niñez, la percepción de la mentira cambia y no siempre es considerado como algo negativo.

Sentido del humor: Esta capacidad comienza en las primeras semanas de vida, aunque hasta los 2 años sólo pueden apreciar la comedia física. Después, empiezan a comprender la naturaleza simbólica de las palabras y los objetos, y la base de su humor es la incongruencia física y verbal (un zapato sobre la cabeza, en vez de un sombrero, por ejemplo). A partir de los 3 años, también se ríen de las incongruencias conceptuales. Entre los 5 y 7 años, comprenden que las palabras pueden tener más de un significado y es la etapa de los acertijos con doble sentido. Entre los 10 y 14 años, los juegos de palabras y las expresiones de doble sentido adquieren mayor sofisticación y pueden usar este tipo de humor como un arma contra los adultos y otros niños.


¿Padres con cociente emocional?

El siguiente cuestionario no se trata de un test de puntaje, sino de uno orientador, que permite evaluar si se está criando a los hijos para que desarrollen la inteligencia emocional. La respuesta acertada se ubica después de la pregunta, entre paréntesis.

- ¿Les oculta los problemas graves a sus hijos?... (No) Los niños son mucho más flexibles de lo que se piensa y se benefician con explicaciones realistas de los problemas.

- ¿Discute abiertamente los errores que usted comete?... (Sí) Para que su pensamiento y expectativas sean realistas, los niños deben aprender a aceptar tanto los atributos positivos como los defectos de sus padres.

- ¿Mira su hijo más de 12 horas semanales de televisión?... (No) Esta actividad pasiva ayuda muy poco al desarrollo de capacidades emocionales. Lo recomendable es no más de dos horas diarias.

- ¿Se considera una persona optimista?... (Sí) La forma fundamental en que los niños desarrollan una actitud optimista o pesimista es observando y escuchando a sus padres.

- ¿Ayuda a su hijo a cultivar amistades?... (Sí) Las enseñanzas de las capacidades para hacer amigos deberían comenzar apenas el niño empieza a caminar.

- ¿Destina 15 o más minutos al día para realizar con su hijo juegos o actividades no estructuradas?... (Sí) Hacerlo mejora la imagen y la confianza que los niños tienen en sí mismos.

- ¿Tiene formas claras y coherentes de disciplinar a su hijo y hacer respetar las normas?... (Sí) Ser padres en forma autorizada combina el estímulo con la disciplina coherente y apropiada.

- ¿Participa en forma regular en actividades de servicio a la comunidad junto a su hijo?... (Sí) Los niños aprenden a preocuparse de los demás siguiendo el ejemplo de los padres y no simplemente por el discurso.

- ¿Interviene cuando su hijo experimenta dificultades para resolver un problema?... (No) Los niños son capaces de resolver problemas solos, mucho antes de lo que solía pensarse. Cuando aprenden a resolver sus propios problemas, adquieren confianza en sí mismos y adquieren capacidades sociales importantes.

- ¿Celebran reuniones familiares regulares?... (Sí) Son una forma ideal de enseñarles a los niños a resolver problemas y funcionar en grupo.

- ¿Insiste en que su hijo exhiba buenos modales con los demás?... (Sí) Los buenos modales son muy fáciles de enseñar y extremadamente importantes para la escuela y el éxito social.

- ¿Se toma su tiempo para enseñar a sus hijos a percibir el humor en la vida cotidiana, incluyendo sus problemas?... (Sí) Los estudios demuestran que el sentido del humor no sólo es una capacidad social importante, sino que representa también un factor significativo para la salud mental y física del niño.

- ¿Es flexible con los hábitos de estudio y necesidad de organización de su hijo?... (No) Para tener éxito en la escuela y más tarde en el trabajo, los niños necesitan aprender autodisciplina, manejo del tiempo y capacidades de organización.

- ¿Alienta a su hijo a seguir tratando aun cuando se queje de que algo es demasiado difícil o, inclusive, cuando fracasa?... (Sí) Uno de los ingredientes más importantes para convertirse en un gran realizador es la capacidad de superar la frustración y mantener un esfuerzo persistente.

- ¿Confronta a su hijo cuando sabe que no le dice la verdad aún en un asunto menor?... (Sí) La comprensión de la sinceridad se modifica en los niños a medida que crecen; pero en el marco familiar, se debería poner siempre el énfasis en ser veraces.

- ¿Respeta la intimidad de su hijo, aun cuando sospecha que está haciendo algo perjudicial para sí mismo y los demás?... (No) En la crianza, la intimidad y la confianza van de la mano. A cualquier edad, los niños deben comprender la diferencia entre lo que puede mantenerse en privado y lo que los padres deben saber.

- ¿Deja tranquilo a su hijo si no quiere hablar de algo que lo perturba o irrita?... (No) A muy pocos niños les gusta hablar de lo que los perturba. Pero ellos deben ser alentados para que hablen de sus sentimientos. Hablar de los problemas y utilizar palabras para los sentimientos, puede cambiar la forma en que el cerebro de un niño se desarrolle, formando vínculos entre las zonas emocional y pensante.

- ¿Cree que todo problema tiene solución?... (Sí) Se puede enseñar a los niños a buscar soluciones en lugar de dilatar los problemas. Una forma positiva de ver el mundo mejora la confianza en sí mismo y las relaciones con los demás.

Fuente: La inteligencia emocional de los niños, de Lawrence Shapiro

La química del amor

Francisco Muñoz de la Peña Castrillo, IES Carolina Coronado, Almendralejo

Con este artículo pretendo ofrecer en un tono divertido y ameno una visión fundamentalmente química de algo tan sencillo como maravilloso que nos ocurre a todos alguna vez en la vida: ¡Enamorarnos!.

Los poetas nos han deleitado cantando al más maravilloso de los sentimientos desde todos los ángulos y con infinitos matices, pero los químicos también tenemos cosas que decir al respecto, quizás menos seductoras pero no por ello menos importantes.

¿Por qué nos enamoramos de una determinada persona y no de otra? Innumerables investigaciones psicológicas demuestran lo decisivo de los recuerdos infantiles -conscientes e inconscientes-. La llamada teoría de la correspondencia puede resumirse en la frase: "cada cual busca la pareja que cree merecer".

Parece ser que antes de que una persona se fije en otra ya ha construido un mapa mental, un molde completo de circuitos cerebrales que determinan lo que le hará enamorarse de una persona y no de otra. El sexólogo John Money considera que los niños desarrollan esos mapas entre los 5 y 8 años de edad como resultado de asociaciones con miembros de su familia, con amigos, con experiencias y hechos fortuitos. Así pues antes de que el verdadero amor llame a nuestra puerta el sujeto ya ha elaborado los rasgos esenciales de la persona ideal a quien amar.
La química del amor es una expresión acertada. En la cascada de reacciones emocionales hay electricidad (descargas neuronales) y hay química (hormonas y otras sustancias que participan). Ellas son las que hacen que una pasión amorosa descontrole nuestra vida y ellas son las que explican buena parte de los signos del enamoramiento.

Cuando encontramos a la persona deseada se dispara la señal de alarma, nuestro organismo entra entonces en ebullición. A través del sistema nervioso el hipotálamo envía mensajes a las diferentes glándulas del cuerpo ordenando a las glándulas suprarrenales que aumenten inmediatamente la producción de adrenalina y noradrenalina (neurotransmisores que comunican entre sí a las células nerviosas).

Sus efectos se hacen notar al instante:

• El corazón late más deprisa (130 pulsaciones por minuto).
• La presión arterial sistólica (lo que conocemos como máxima) sube.
• Se liberan grasas y azúcares para aumentar la capacidad muscular.
• Se generan más glóbulos rojos a fin de mejorar el transporte de oxígeno por la corriente sanguínea.

Hay dos cosas que el hombre no puede ocultar: que está borracho y que está enamorado
Antífanes -388-311 a. C.-, comediógrafo griego

Los síntomas del enamoramiento que muchas personas hemos percibido alguna vez, si hemos sido afortunados, son el resultado de complejas reacciones químicas del organismo que nos hacen a todos sentir aproximadamente lo mismo, aunque a nuestro amor lo sintamos como único en el mundo.

Ese estado de "imbecilidad transitoria", en palabras de Ortega y Gasset, no se puede mantener bioquímicamente por mucho tiempo.

No hay duda: el amor es una enfermedad. Tiene su propio rosario de pensamientos obsesivos y su propio ámbito de acción. Si en la cirrosis es el hígado, los padecimientos y goces del amor se esconden, irónicamente, en esa ingente telaraña de nudos y filamentos que llamamos sistema nervioso autónomo. En ese sistema, todo es impulso y oleaje químico. Aquí se asientan el miedo, el orgullo, los celos, el ardor y, por supuesto, el enamoramiento. A través de nervios microscópicos, los impulsos se transmiten a todos los capilares, folículos pilosos y glándulas sudoríparas del cuerpo. El suave músculo intestinal, las glándulas lacrimales, la vejiga y los genitales, el organismo entero está sometido al bombardeo que parte de este arco vibrante de nudos y cuerdas. Las órdenes se suceden a velocidades de vértigo: ¡constricción!, ¡dilatación!, ¡secreción!, ¡erección! Todo es urgente, efervescente, impelente... Aquí no manda el intelecto ni la fuerza de voluntad. Es el reino del siento-luego-existo, de la carne, las atracciones y repulsiones primarias..., el territorio donde la razón es una intrusa.

Hace apenas 13 años que se planteó el estudio del amor como un proceso bioquímico que se inicia en la corteza cerebral, pasa a las neuronas y de allí al sistema endocrino, dando lugar a respuestas fisiológicas intensas.

El verdadero enamoramiento parece ser que sobreviene cuando se produce en el cerebro la FENILETILAMINA, compuesto orgánico de la familia de las anfetaminas.
Al inundarse el cerebro de esta sustancia, éste responde mediante la secreción de dopamina (neurotransmisor responsable de los mecanismos de refuerzo del cerebro, es decir, de la capacidad de desear algo y de repetir un comportamiento que proporciona placer), norepinefrina y oxiticina (además de estimular las contracciones uterinas para el parto y hacer brotar la leche, parece ser además un mensajero químico del deseo sexual), y comienza el trabajo de los neurotransmisores que dan lugar a los arrebatos sentimentales, en síntesis: se está enamorado. Estos compuestos combinados hacen que los enamorados puedan permanecer horas haciendo el amor y noches enteras conversando, sin sensación alguna de cansancio o sueño.

El affair de la feniletilamina con el amor se inició con la teoría propuesta por los médicos Donald F. Klein y Michael Lebowitz del Instituto Psiquiátrico de Nueva York, que sugirieron que el cerebro de una persona enamorada contenía grandes cantidades de feniletilamina y que sería la responsable de las sensaciones y modificaciones fisiológicas que experimentamos cuando estamos enamorados. Sospecharon de su existencia mientras realizaban un estudio con pacientes aquejados "de mal de amor", una depresión psíquica causada por una desilusión amorosa. Les llamó la atención la compulsiva tendencia de estas personas a devorar grandes cantidades de chocolate, un alimento especialmente rico en feniletilamina por lo que dedujeron que su adicción debía ser una especie de automedicación para combatir el síndrome de abstinencia causado por la falta de esa sustancia. Según su hipótesis el, por ellos llamado, centro de placer del cerebro comienza a producir feniletilamina a gran escala y así es como perdemos la cabeza, vemos el mundo de color de rosa y nos sentimos flotando.

Es decir LAS ANFETAMINAS NATURALES TE PONEN A CIEN.

El 50% de las mujeres entrevistadas para el libro Por qué necesitan las mujeres del chocolate confesó que elegiría el chocolate antes que el sexo. Hay quienes al chocolate lo llaman EL PROZAC VEGETAL.

En una de las aventuras de Charlie Brown se puede leer "una buena manera de olvidar una historia de amor es comerse un buen pudin de chocolate".

Su actividad perdura de 2 a 3 años, incluso a veces más, pero al final la atracción bioquímica decae. La fase de atracción no dura para siempre. La pareja, entonces, se encuentra ante una dicotomía: separarse o habituarse a manifestaciones más tibias de amor -compañerismo, afecto y tolerancia-.

Dos citas muy interesantes son:
El amor es como la salsa mayonesa: cuando se corta, hay que tirarlo y
empezar otro nuevo.
Enrique Jardiel Poncela.

El amor es como Don Quijote: cuando recobra el juicio es para morir.
Jacinto Benavente

Con el tiempo el organismo se va haciendo resistente a los efectos de estas sustancias y toda la locura de la pasión se desvanece gradualmente, la fase de atracción no dura para siempre y comienza entonces una segunda fase que podemos denominar de pertenencia dando paso a un amor más sosegado. Se trata de un sentimiento de seguridad, comodidad y paz. Dicho estado está asociado a otra DUCHA QUÍMICA. En este caso son las endorfinas -compuestos químicos naturales de estructura similar a la de la morfina y otros opiáceos- los que confieren la sensación común de seguridad comenzando una nueva etapa, la del apego. Por ello se sufre tanto al perder al ser querido, dejamos de recibir la dosis diaria de narcóticos.

Para conservar la pareja es necesario buscar mecanismos socioculturales (grata convivencia, costumbre, intereses mutuos, etc.), hemos de luchar por que el proceso deje de ser solo químico. Si no se han establecido ligazones de intereses comunes y empatía, la pareja, tras la bajada de FEA, se sentirá cada vez menos enamorada y por ahí llegará la insatisfacción, la frustración, separación e incluso el odio.

Parece que tienen mayor poder estimulante los sentimientos y las emociones que las simples substancias por sí mismas, aquellos sí que pueden activar la alquimia y no al sentido contrario.
Un estudio alemán ha analizado las consecuencias del beso matutino, ése que se dan los cónyuges al despedirse cuando se van a trabajar. Los hombres que besan a sus esposas por la mañana pierden menos días de trabajo por enfermedad, tienen menos accidentes de tráfico, ganan de un 20% a un 30% más y viven unos ¡cinco años más! Para Arthur Sazbo, uno de los científicos autores del estudio, la explicación es sencilla: "Los que salen de casa dando un beso empiezan el día con una actitud más positiva".

Es cierto, no podemos negarlo, es un hecho científico que existe una química interna que se relaciona con nuestras emociones y sentimientos, con nuestro comportamiento, ya que hasta el más sublime está conectado a la producción de alguna hormona.

No hay una causa y un efecto en la conducta sexual, sino eventos físicos, químicos, psíquicos, afectivos y comunicacionales que se conectan de algún modo, que interactúan y se afectan unos a otros.

Existe, sí, una alquimia sexual, pero se relaciona íntimamente con los significados que le damos a los estímulos, y éstos con el poder que les ha concedido una cultura que, a su vez, serán interpretados por cada uno que los vive de acuerdo con sus recursos personales y su historia. Esperemos que estos estudios en un futuro nos conduzcan a descubrir aplicaciones farmacológicas para aliviar las penas de amor.

Espero que una vez leído este artículo no le digáis a vuestra pareja después de hacer el amor: "he tenido una sensación sumamente agradable producto del aumento de testosterona y la disminución consiguiente de serotonina", entre otras cosas porque os estrangularía.

Para terminar otras interesantes citas:
Dicen que el hombre no es hombre mientras no oye su nombre
de labios de una mujer.
Antonio Machado

El amor es ciego, el matrimonio le devuelve la vista.

Recuperado el 8 de febrero del 2010 de:
http://centros5.pntic.mec.es/ies.victoria.kent/Rincon-C/Curiosid/Rc-51.htm