Te doy la más cordial bienvenida al blog de Inteligencia Emocional que he diseñado para ti y para todas aquellas personas interesadas en el tema. Aquí podrás conocer los elementos que componen este concepto y temas relacionados con el mismo. Pero lo más importante, te darás cuenta del por qué es tan importante su aplicación en la vida cotidiana de cualquier ser humano.

Espero te guste y ojalá me puedas dejar algún comentario para mejorar este espacio.

Te mando un saludo

Hugo Morales







viernes, 22 de enero de 2010

Qué es la Inteligencia Emocional

Hugo César Morales Ortiz
Octubre 17 del 2007

Desde hace mucho tiempo, psicólogos, sociólogos y filósofos, han reconocido la importancia de las emociones en el comportamiento humano. Por ejemplo, Publilius, un siglo a.C. aseveraba : “Regula tus emociones no dejes que ellas te regulen a ti”; Aristóteles quién también se ocupó de las emociones, en su libro Ética Nicomaquea declaró: “Cualquiera puede enojarse eso es fácil, pero enojarse con la persona indicada, por el motivo correcto, con la justa intensidad y de la manera apropiada; eso no es fácil”. Darwin, en 1872, argumentaba que las emociones pueden ser inteligentes, y por su parte, Leeper en 1948 escribió que las emociones activan, sostienen y dirigen la actividad.

A pesar de la importancia de las emociones en la vida cotidiana, de su influencia en la conducta y de los efectos que puede llegar a tener tanto a nivel físico como psicológico, es muy poco la atención que le damos, no sabemos discriminarlas, identificarlas y peor aún, en gran medida somos incapaces de controlarlas y regularlas.

En la actualidad en diversos ámbitos y en especial en el educativo, se ha dado primordial énfasis al desarrollo de funciones eminentemente cognoscitivas, como la memoria, el razonamiento, la percepción, las funciones intelectuales de análisis y síntesis, y otras que resultan fundamentales para el aprendizaje curricular. Sin embargo, el interés por la implementación de programas tendentes a desarrollar habilidades de competencia social, de control y manejo de las emociones y específicamente de lo que ahora se conoce como Inteligencia Emocional (IE) ha sido escaso o prácticamente nulo a pesar de que ésta puede incidir de gran manera en la prevención de diversos trastornos y problemas psicosociales, incluidas las adicciones.

Francisco Sierra y Purificación Borrego (2004) hablan de las conductas autodestructivas que se pueden llegar a dar, al no saber las personas cómo afrontar situaciones difíciles en la vida. Sus deseos, necesidades, las exigencias externas e internas, los temores, separaciones, duelos, frustraciones, inseguridades, dependencias, carencias, provocan un conjunto de emociones difíciles de manejar y de no muy fácil asimilación, sobretodo si su educación no ha tenido en cuenta que éstas podrían ser circunstancias vitales con las que se encontraría. Esta falta de preparación puede acabar generando más de un problema capaz de confundir, de buscar intentos de resolución por caminos inadecuados y de hacer enfermar al individuo llevándolo a desarrollar, en algunas ocasiones, comportamientos destructivos tanto para él como para el medio que le rodea.

En este aspecto, la Inteligencia Emocional, se puede considerar como un factor o un conjunto de factores de protección de primer orden, puesto que preparan al individuo para tomar decisiones y afrontar situaciones difíciles en cualquier momento de su vida. Una persona con IE desarrollada es capaz de discriminar e identificar sus emociones y las de los demás, puede regular y manejar sus emociones y cuenta con una mayor comprensión de sí mismo y del mundo que le rodea.

Diversos investigadores son conscientes de la utilidad práctica y el beneficio personal que se puede obtener con la formación y mejora de la IE tanto para mejorar el rendimiento académico como la ejecución laboral (Goleman, 1997; Cooper y Sawaf, 1997).

Goleman por su parte, la considera un factor clave para lograr el éxito en el aspecto práctico de la vida.

Investigadores como Cortés, Barragán Y Vázquez (2002) afirman que “el coeficiente intelectual no predice adecuadamente el desempeño académico o laboral: muchas personas con un coeficiente intelectual alto fracasan en los aspectos sociales y prácticos de la vida. No obstante, un alto coeficiente emocional es predictor de un buen coeficiente intelectual” (3).

En el área del trabajo y las organizaciones se ha mostrado la utilidad práctica que tiene la IE en el desempeño laboral. El conjunto de habilidades que representa la IE, capacita a la persona para escuchar y comunicarse de forma eficaz, para adaptarse y dar respuestas creativas ante los obstáculos, controlarse a sí mismo, inspirando confianza, y motivar a los demás. Concretamente en el ámbito directivo, estas habilidades son cruciales para lograr la eficacia grupal, por medio de la comunicación y la coordinación del equipo de trabajo, y a un nivel más elevado, también son cruciales para lograr la eficacia organizacional (Candela, Sarrió, Barberá y Ramos, 2000).

Si bien es cierto que se pueden vislumbrar algunos de los beneficios que brinda la Inteligencia Emocional en diversos ámbitos de la conducta humana, es indispensable conocer su definición y elementos que la componen para delimitar los alcances que ésta puede llegar a tener.

El término Inteligencia Emocional fue acuñado por Salovey y Mayer en 1990, y popularizado por Goleman a partir de 1996. Mayer y Salovey definían inicialmente la inteligencia emocional como la "habilidad para manejar los sentimientos y emociones propios y de los demás, de discriminar entre ellos y de utilizar esta información para guiar el pensamiento y la acción de uno mismo y de los demás". Estos autores se refieren a cualidades como la comprensión de nuestros propios sentimientos, la empatía por los sentimientos de los demás y "la regulación de la emoción de forma que intensifique nuestras vidas". Esta definición se centra, principalmente, en la percepción y regulación de la emoción.

Más recientemente, Mayer y Salovey (1997) dan un mayor énfasis al pensamiento sobre los sentimientos. De esta forma, su definición actualizada es la siguiente:

- La IE supone la habilidad de percibir de forma correcta, evaluar y expresar las emociones.
- La habilidad para acceder a y/o generar los sentimientos cuando pueden facilitar el pensamiento.
- La habilidad para comprender las emociones y la conciencia emocional.
- Y la habilidad para regular las emociones con el objetivo de crecer emocional e intelectualmente.

La capacidad de identificar y discriminar nuestras propias emociones y las de los demás, la capacidad de manejar y regular esas emociones y la capacidad de utilizarlas de forma adaptativa son tres elementos centrales de las definiciones y teorías desarrolladas para explicar la IE.
En este punto, es importante hacer notar que los diferentes autores hablan de la Inteligencia Emocional como una capacidad o como una serie de habilidades en la persona, por lo que al conceptualizarse de esta manera, se puede afirmar que la misma es susceptible de mejora y puede servir en gran medida para el desarrollo psicoemocional e intelectual de las personas de cualquier edad.

Sin embargo, para poder identificar y discriminar nuestras emociones y las de los demás, y utilizarlas como guía para la acción de manera adecuada, es indispensable primero trabajar con los factores que conforman la Inteligencia Emocional.

Estos factores de acuerdo con la Asociación Internacional de Inteligencia Emocional Aplicada (ISAEI) son:

1.- Control emocional
2.- Autoestima
3.- Control de impulsos
4.- Manejo del estrés
5.- Habilidad social
6.- Balance creativo
7.- Habilidad de comunicación
8.- Manejo de metas
9.- Automotivación
10.- Actitudes positivas

Autores como Sotres y Barragán, mencionan además otros factores como la empatía, el optimismo, reconocimiento de logro y la nobleza.

Lograr niveles adecuados de estos factores, llevará al desarrollo de la Inteligencia Emocional en los individuos, logrando además con ello, un fomento en la creatividad, la motivación y la comunicación para responder con más elementos a los desafíos de la vida cotidiana, y dando solución a los problemas y conflictos con una actitud más propositiva, lo que ayudará a tener un desempeño académico y laboral más eficaz y una mejor interrelación de las personas con los otros.


Notas
(1) Cortés Sotres, Barragán Velásquez y Vázquez Cruz. Perfil de Inteligencia Emocional: Construcción, Validez y Confiabilidad, p.54
(2) Domínguez, Benjamín. Guión para el video de Inteligencia Emocional para futuros profesionistas e industriales, p.1
(3) Cortés Sotres, Barragán Velásquez y Vázquez Cruz. Ibidem, p.55

Bibliografía
Cortés Sotres, Barragán Velásquez y Vázquez Cruz. Perfil de Inteligencia Emocional: Construcción, Validez y Confiabilidad. Revista de Salud Mental, Vol. 25, No. 5, octubre 2002
Domínguez, Benjamín. Guión para el video de Inteligencia Emocional para futuros profesionistas e industriales. Facultad de Psicología, UNAM. Inédito, 2006
Goleman, Daniel. La inteligencia emocional. Ed. Vergara, 27ª. Edición, 2001.

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