Te doy la más cordial bienvenida al blog de Inteligencia Emocional que he diseñado para ti y para todas aquellas personas interesadas en el tema. Aquí podrás conocer los elementos que componen este concepto y temas relacionados con el mismo. Pero lo más importante, te darás cuenta del por qué es tan importante su aplicación en la vida cotidiana de cualquier ser humano.

Espero te guste y ojalá me puedas dejar algún comentario para mejorar este espacio.

Te mando un saludo

Hugo Morales







miércoles, 27 de enero de 2010

Siete pasos para prevenir la violencia

Hugo César Morales Ortiz

En muchas ocasiones nos hemos enfrentado a situaciones que nos provocan enojo, por ejemplo, cuando nos sentimos frustrados, poco comprendidos, ignorados, cuando no toleramos que nos critiquen, cuando queremos imponer nuestros puntos de vista y no lo logramos o cuando pensamos que estamos viviendo una situación de injusticia. Ante este tipo de situaciones, muchas veces reaccionamos de forma violenta, ya sea con insultos, burlándonos, humillando, despreciando, e incluso golpeando a la persona que nos provocó ese sentimiento.

¿Será posible evitar este tipo de reacciones? ¿Seremos capaces de no llegar a la violencia?
¿Hay alternativas para no actuar en forma violenta? La respuesta a estas preguntas es SÍ.
La violencia se puede evitar

Para lograrlo es necesario seguir estos pasos:

1.- Toma conciencia de lo que sientes.
Si te encuentras en una situación de conflicto con otra u otras personas y empiezas a discutir, es importante en primer lugar que tomes conciencia de lo que sientes en ese momento. La mayoría de las personas no se dan cuenta en el momento que su enojo empieza a ganarle terreno a la razón, no son conscientes de sus reacciones fisiológicas, lo cual provoca que empiece a actuar a la defensiva o lo que es peor a la ofensiva. Por eso es importante que estemos atentos a lo que está sucediendo con nuestro organismo. Por ejemplo, algunos empezamos a levantar la voz, sentimos “caliente” la cara, percibimos que el estómago se encoge o sentimos un vacío en el mismo, empuñamos las manos o las levantamos en tono amenazador, se “agrandan” los ojos, se entumece la mandíbula y el cuerpo se tensa.

2.- Toma conciencia de lo que siente la otra persona.
No tomes en cuenta únicamente lo que sientes, también debes aprender a pensar en cómo se siente la otra persona en ese momento. ¿Está enojada, triste, con miedo, alegre? ¿cómo son sus reacciones? ¿la otra persona actúa violentamente, te dijo algo que te lastimó? ¿ cómo crees que se sienta esa persona?. Nuestro enojo no nos permite ver y además, generalmente no nos importa en ese momento cómo se siente la persona con la que tenemos alguna diferencia. Ese es uno de los principales problemas por los cuales se desata la violencia, no pensamos en ese momento en lo que puede estar sintiendo la otra persona ni cómo podemos afectarla emocional, psicológica o físicamente, aunque sea alguien a quien amamos o estimamos mucho.

3.- Escucha a la otra persona y cuida lo que dices.
Intenta comprender los puntos de vista de la otra persona, escucha lo que dice y escúchate y pon atención a lo que dices o puedes decir. El enojo nos ensordece y enceguece, provoca que nos “cerremos” ante cualquier explicación, dejamos de ver y escuchar las razones de la otra persona y nos dejamos llevar por nuestras reacciones, por nuestros impulsos y nuestro pensamiento se distorsiona, lo cual provoca que el enojo siga aumentando y entre más nos intenten hablar más nos enojamos, entramos a una círculo del cual generalmente salimos “estallando” contra la otra persona. Si te sientes demasiado enojado es mejor no seguir con la discusión, lo más probable es que no se resuelva en el momento si te sientes así.

4.- Expresa verbalmente tu sentimiento.
Es conveniente que cuando te empieces a sentir enojado en una discusión, expreses verbalmente tu sentimiento y porque te sientes o te hace sentir así la otra persona. Por ejemplo, me siento enojado porque me lastimó lo que me acabas de decir; me enoja pero también me da miedo que llegues tarde. Casi nunca expresamos lo que sentimos y menos si nuestro sentimiento es de miedo o tristeza. Culturalmente es más fácil que un hombre reaccione con enojo aunque en el fondo su emoción predominante sea de miedo o tristeza y es más fácil que una mujer se ponga triste o deprima a que demuestre que está enojada.
Es válido expresar que algo provocó nuestro enojo, lo que no es válido es llevarlo al terreno de la violencia.

5.- Piensa en las consecuencias.
No te dejes llevar por los impulsos de tu emoción. En muchas ocasiones cuando estamos enojados, actuamos antes de pensar, o no nos importa en ese momento lo que pueda pasar, aunque lo podamos prever. En el momento en que sentimos enojo, es indispensable que pensemos en las posibles consecuencias que nuestra reacción puede traer y los “costos” o problemas individuales, de pareja, familiares, escolares o laborales que vendrán después. Reflexiónalo en ese momento y dale unos segundos a tu pensamiento antes de actuar.

6.- Plantea alternativas de solución.
Plantéate posibles alternativas para resolver la situación de forma positiva en ese momento, ya sea de forma individual o si es posible con la persona o personas con las que estás discutiendo, si esto no es posible, plantéate otras alternativas para evitar estos enfrentamientos. Agredir no es una buena alternativa ni la solución al problema, al contrario sólo lo hará más grande y todos perderán.

7.- Intenta este proceso nuevamente.
Si todo esto no lo pudiste poner en práctica en el momento, inténtalo de nuevo. Cambiar nuestras formas de reaccionar emocionalmente no se dan de la noche a la mañana pero con práctica y voluntad se puede lograr. Entre más lo practiques más fácilmente lo conseguirás.

Recuerda, es por tu bienestar y el de los demás.

Marzo del 2008

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